La gravedad de la infección por coronavirus (COVID-19) está determinada por la presencia de neumonía, síndrome de dificultad respiratoria aguda grave (SARS-CoV-2), miocarditis, trombosis microvascular y/o tormentas de citocinas, todas las cuales involucran inflamación subyacente.
La vitamina D participa en la homeostasis calcio-fósforo del organismo.
Su deficiencia mantenida origina el raquitismo en el niño y la osteomalacia en el adulto.
Pero además, en los últimos años se ha observado que la vitamina D influye en un número importante de procesos fisiológicos, especialmente en relación con el sistema inmune.
Los linfocitos T reguladores (Tregs) proporcionan una defensa principal contra la inflamación incontrolada y contra la infección viral en general.
El término “células T reguladoras” se refiere a células que activan o suprimen la función de otras células.
Controlan el desarrollo de enfermedades autoinmunitarias y pueden jugar un papel crítico en el control del asma y la alergia.
Se ha informado que en pacientes con covid-19 que tengan bajos niveles de Tregs se asociado con peor pronostico.
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